La Dermatitis Atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica, muy frecuente, que afecta la piel.
Características
- Se presenta en aproximadamente el 10% de la población mundial.
- Es mucho más frecuente en los niños, aproximadamente el 85% de los pacientes presentan las primeras manifestaciones de la enfermedad antes de los 5 años de vida, pero puede afectar también adolescentes y adultos.
- En muchos casos la enfermedad, que comienza en la infancia, afecta a los pacientes sólo durante los primeros años de vida, pero en otros, puede persistir toda la vida. Algunos individuos desarrollan la enfermedad recién en la edad adulta (3-5%).
- Es una patología que produce un gran impacto en la vida de las personas que la padecen, en su familia y en la sociedad en su conjunto. Especialmente los pacientes con enfermedad moderada a severa tienen dificultades para dormir y para realizar sus actividades cotidianas.
- Cursa con períodos de brotes de mayor o menor intensidad, y otros de calma, esto depende de diversos factores, tanto propios de cada persona, como ambientales e incluso emocionales.
- Su síntoma más impactante es el prurito o picazón.
- Es importante recalcar que no es una enfermedad contagiosa.
- Se encuentra dentro de un grupo de enfermedades llamadas "atópicas", que son alteraciones en la respuesta de las defensas en diferentes órganos, como piel, pulmones, nariz, ojos y sistema digestivo, todos aquellos que tienen contacto con el exterior.
- El compromiso de estos otros órganos puede dar lugar a otras enfermedades como asma, rinitis, conjuntivitis atópica o alergias alimentarias. Estos cuadros se presentan en forma simultánea sólo en un bajo porcentaje de los pacientes.
El prurito o picazón es un síntoma común en todos los pacientes, puede tener diferente intensidad y es el responsable de la mayor parte del impacto de la enfermedad. La picazón lleva al paciente a rascarse intensamente hasta dañar la piel, resultando en sangrado y lastimaduras en la zona, que se denominan excoriaciones.
También puede presentarse ardor y dolor en la piel comprometida.
La piel en general se encuentra seca (xerosis), con áreas ásperas, descamativas. Cuando se irrita aparecen los eczemas, con zonas rojas, inflamadas, muchas veces supurativas, fisuradas y con áreas lastimadas y sangrado, producido por el intenso rascado. Típicamente, afecta los pliegues internos de los codos, detrás de las rodillas y la cara, pero también puede cubrir la mayor parte del cuerpo.
Cuando el rascado se torna crónico, las zonas afectadas se tornan más gruesas, oscuras y se hacen más evidentes los surcos de la piel, a estos cambios que sufre la pie se los denomina liquenificación, y también son característicos de esta enfermedad.
Otro punto importante es que al no estar cumpliendo correctamente la piel su función de barrera, el riesgo de que diversos gérmenes como hongos, virus y bacterias ven facilitada la posibilidad de infectarla o colonizarla. La presencia de estos microorganismos suele empeorar la evolución de la enfermedad.
La DA es una enfermedad multifactorial o sea que depende de la interacción de diversas causas, estas son:
Factores genéticos
Predisposición de cada persona.
Ambientales
Alérgenos ambientales, contaminación, uso de productos irritantes sobre la piel.
Defectos en la función barrera de la piel
Aumento de la permeabilidad de la misma a los factores irritantes y alérgenos.
Una serie de alteraciones inmunológicas
Que favorecen respuestas exageradas e inadecuadas a estas sustancias ambientales o a diferentes gérmenes.
PREDISPOSICIÓN GENÉTICA, FUNCIÓN DE BARRERA DE LA PIEL Y FACTORES INMUNOLÓGICOS
La DA es considerada una enfermedad con base genética o heredable. Un gran porcentaje de los pacientes con Dermatitis Atópica tienen antecedentes familiares de DA u otras enfermedades atópicas como asma, rinitis o alergias alimentarias.
La piel tiene en su superficie una barrera de defensa, denominada "Barrera Cutánea", formada por diferentes componentes, entre ellos diversas proteínas, colesterol, ceramidas y ácidos grasos.
La alteración de los genes que tienen la información para la producción de estos componentes hace que la formación de la barrera cutánea esté alterada y sea poco efectiva, en los pacientes atópicos, produciendo una disfunción de esta barrera natural y permitiendo un aumento de su permeabilidad a agentes irritantes ambientales, a gérmenes y a diversos alérgenos.
Por otro lado, los genes que que regulan las respuestas inmunológicas, de defensa de la piel, también pueden estar alterados, favoreciendo respuestas exageradas ante estos estímulos que han logrado atravesar la barrera cutánea, esto lleva a que se produzca un exceso de inflamación en la piel y la aparición de eczemas.
FACTORES AMBIENTALES Y SOCIALES
No todos los pacientes genéticamente predispuestos desarrollan la enfermedad. Esto es debido a que para que se presente la misma, es necesaria la presencia de un gatillo o desencadenante.
Se han identificado los vínculos entre diversas situaciones del entorno en el que vive una persona, de sus hábitos y el riesgo de desarrollar DA.
Por ejemplo:
Las temperaturas extremas o cambios bruscos de temperatura no son bien tolerados por quienes sufren DA.
La humedad elevada y otras situaciones que aumenten el sudor, puede ocasionar picazón y aparición o empeoramiento de los eczemas.
Por otro lado, la baja humedad ambiental y el frío secan la piel y producen mayor alteración en la permeabilidad de la misma, a los alérgenos e irritantes ambientales.
Ciertas épocas del año, especialmente otoño y primavera, donde aumenta la presencia de aeroalérgenos también impactan en el desarrollo de los eczemas y aparición de los síntomas de la enfermedad.
El uso de productos de higiene y cuidado de la piel con perfumes, pH inadecuado o ciertos surfactantes, también favorecen la aparición de los mismos.
FACTORES PSICOLÓGICOS
Algunos pacientes con DA reconocen la relación entre situaciones emocionales y los brotes de su enfermedad. La piel es el órgano de expresión por excelencia. A través de ella nos relacionamos y mostramos nuestros sentimientos por lo que es esperable que cualquier enfermedad que la afecte tenga repercusión en nuestro bienestar.
Por otro lado, el impacto de la DA en la calidad de vida de quienes la padecen, las alteraciones en el ritmo del sueño debidas especialmente a la picazón constante, las dificultades de concentración para realizar tareas cotidianas, trabajar o estudiar, impactan en forma muy importante el la evolución de esta enfermedad.
Existe una asociación demostrada entre la DA moderada a grave y el riesgo de padecer trastornos emocionales como ansiedad, depresión, alteración de la autoestima, así como dificultades de atención e hiperactividad e incluso ideación suicida.
Este impacto negativo puede observarse en todas las etapas de la vida, en los pacientes adultos, puede afectar las relaciones interpersonales y la vida sexual. La influencia negativa es proporcional a la gravedad y extensión de las lesiones, la intensidad de la picazón y cómo ésta interfiere en el descanso nocturno.
Los adultos atópicos sufren más frecuentemente alteraciones del sueño, y en consecuencia presentan mucho más cansancio y somnolencia diurna que la población general, esto se ve reflejado en su rendimiento laboral y su capacidad de concentración.
Otros factores como la afectación en zonas visibles o genitales son predictores de mayor impacto de la enfermedad a nivel de la vida personal.
EJERCICIO FÍSICO
Para quienes sufren DA el ejercicio frecuentemente resulta en sudor que causa picazón. Se debe usar ropa ligera, en lo posible de algodón para reducir el exceso de calor y se debe limitar el ejercicio intenso durante los brotes.
Pero es necesario mantener un ritmo de vida saludable, evitar el sedentarismo y el aislamiento social, ya que ellos perjudican aún más la evolución de la enfermedad.
La clave está en encontrar el deporte adecuado y adaptar las condiciones ambientales y la vestimenta a esta situación particular de la piel.
La clave está en encontrar el deporte adecuado y adaptar las condiciones ambientales y la vestimenta a esta situación particular de la piel.
El diagnóstico de esta enfermedad es clínico, no existen hasta el momento estudios de laboratorio o de otro tipo que certifiquen su diagnóstico.
Los criterios de diagnóstico clásicos de la Dermatitis Atópica son útiles para el diagnóstico en los niños, pero no siempre sirven para los adultos; en estos últimos su presentación clínica es muy variable y eso dificulta en algunos casos su diagnóstico.
Muchas veces el diagnóstico es por exclusión y se basa en la experiencia del médico tratante y en descartar otras patologías cutáneas, como dermatitis de contacto, dermatitis seborreica, dermatitis herpetiforme, linfomas cutáneos o psoriasis entre otras.
La picazón, la piel seca, y los eczemas crónicos o recurrentes, con la forma y distribución típica de esta enfermedad, en pacientes con historia de atopía personal o familiar son claves para el diagnóstico.
Puede haber además otras características acompañantes que pueden también orientar como: oscurecimiento periorbitario (ojeras), doble pliegue de párpados, aumento del número de líneas en palmas y plantas, entre otros.
Fuente: AEPSO